miércoles, 3 de junio de 2009

Lo indoloro

El tumor crece y crece, pero no le duele. Mientras no le duela no hará nada para extirparlo. Lo soportará. Lo aguantará, hasta donde se pueda. Muchos años, seguramente. Ya casi van tres, pueden ser ocho más. A veces estorba, pesa porque es pesado, molesta su presencia, saber que está metido en alguna parte del cuerpo, desarrollándose, engordándose con su indiferencia. Cuando eso pasa sólo se voltea, le da el culo. Simplemente lo ignora. Se sigue haciendo la loca. Es lo que ha hecho todo este tiempo. Es lo que hizo con otra bola inexplicable que cargó 40 años. Ha seguido en su propia burbuja, mirándose en ese único pedazo de la cara que tiene maquillada, ese pedazo de color suave que se diluye con el primer aguacero, pero que casi siempre, a pesar del bochorno que le saca ronchas por otros lados, le hace olvidar el mierdero en el que vive. Le da unas falsas alas de plomo con las que nunca despega. Total, está acostumbrada a buscar al médico, al curandero sólo cuando se siente en las últimas. Cuando se mira que tiene una pata al otro lado. Cuando mira a la pelona en el espejo. Resistir ha sido su acto más valiente. Sos heroica, le dicen. Desde niña aprendió a no quejarse. Desde niña le inculcaron que había que ser mansa, que sí soportaba callada, que sí bajaba la cabeza ante cualquier dolor, se iba a ir derechito al cielo, a ese cielo que todavía suelta unos atardeceres de colores increíbles gracias a la polución. Habrá que esperar qué hace cuando el tumor le pese más que su hambre rezagada. En el fondo no le preocupa la metástasis. La tecnología que le llega de reventa le ha demostrado que en otros cuerpos la sobrellevan, que es mentira que se acabe todo después de ese estallido de dolor continuo y simultáneo. Lo que le aflige es el caos y el desorden que se arma. Lo que le angustia, muy en fondo, es que ese bombardeo de dolor le empañe el pedazo de la cara que tiene maquillada. Aunque también sabe que en ese caso, ese parte suya será la punta su iceberg, la última que se hundirá, como suele pasar.

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