miércoles, 28 de octubre de 2009

En la esquina de la rabia

Francamente no entiendo nada. Nada. Resoplo como los bueyes cuando me cuentan que corrieron a un empleado de una empresa poderosa por haberle respondido a un cliente. El cliente lo molió a palos primero, y el empleado, al que no es agua de Jamaica la que la corre por las venas, se le fue encima y le descargó su cólera reprimida. Conclusión: la empresa lo corrió por agredir al cliente. Nunca antes el empleado había cometido una falta. Miro para un lado y para el otro, a ver si encuentra alguna respuesta cuando me dicen que a un marino se le reventaron los testículos cuando cruzaba, como un equilibrista, el mecate que va de la proa al muelle en Bilwi. El mecate se dio vuelta y quién sabe cómo maniobró, la cosa es que el hombre se abrió de par en par y se “reventó todas sus partes”, me dijo un abogado desconsolado porque cuando fueron a reclamar atención médica para el marino, en el Inss (Seguridad Social) le dijeron que no podían atenderlo porque la “patronal”, el nombre con el que designan a la empresa, hace rato no pagaba, así que no había dinero para su cobertura médica, y como los hospitales y clínicas no son centros de beneficencia pues no ha habido atención especializada para él, es un marino, indígena y miskito, a quien puede importarle.
Definitivamente, me retiene la esquina de la rabia.

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