viernes, 21 de agosto de 2009

marinero indiferente

Ubiquémonos, este no es un país del primer mundo. Aquí no tenemos nada resuelto. Vivimos al borde del precipicio, con el hambre al cuello, entonces ¿por qué nos hacemos los desentendidos? ¿Por qué tanta ciegos? Nos gusta navegar en la mierda. Y no es una metáfora que se me acaba de ocurrir para caer en gracia. La expresión es literal. O no se ha vuelto un atractivo para los managuas zarpar del muelle Salvador Allende y surcar las aguas putrefactas del Xolotlán. Sí, el mismo lago al que le hemos dado el culo desde los años cincuenta porque un dictador así lo quiso. Nos gustó tanto la idea, que lo mismo hicimos luego con el lago Cocibolca, con Tiscapa y con cuanto río se nos atraviesa en el camino a lo largo de este país. Dicen que una hora, más o menos, se hace el paseo por esa charco color chocolate, en el que no se ven peces, y donde yace un lecho de excrementos revueltos con más de dos metros de plástico. Y los que navegan se bajan encantados. Algunos hasta se emborrachan en las cantinas del malecón. Los que han ido me dicen que no hiede. No sé si es fruto del alcohol, o es otro sentido que perdemos en este mar . No olemos nuestra propia descomposición, en cambio, la celebramos.

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